imprimir página

A cuantos aman la azul lejanía. Robert Louis Stevenson






A cuantos aman la azul lejanía:
los que desde el alba a la noche, buscando
fugitivos rincones camináis
sin desalentaros en la vana búsqueda;
los que río cantarín abajo,
zagual en mano, joviales remáis
salpicando al sargo saltarín
o fondeáis en la raíz del sauce;
los que, más osados, de la fangosa ribera
zarpáis, llevando aquel arca de cedro
entre aves marinas y el rugido
del mar inmenso, tan profundo y tan claro;
o los que, en fin, marcháis adonde vuestro corazón
os lleva
sin importaros otra cosa, y oís,
sentados junto al fuego del hogar,
ruido de pasos en Utah o Pamere:

aunque largo el camino y duros sean
el sol y la lluvia, el rocío y el polvo,
aunque en la desesperación y el ansia del camino
enterrados queden los mayores, y extravíense los hijos
al final, oh amigos, estad seguros
de que suceda lo que suceda, allá en el horizonte,
en el confín de los confines,
veréis aparecer la ciudad dorada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario