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Luis Cernuda 1902 - 1963 Poema. XIV






A Concha Méndez y Manuel Altolaguirre


Eras tierno deseo, nube insinuante,
Vivías con el aire entre cuerpos amigos,
Alentabas sin forma, sonreías sin voz,
Dejo inspirado de invisible espíritu.

Nuestra impotencia, lenta espina,
Quizá en ti hubiera sido fuerza adolescente;
No dolor irrisorio ni placer egoísta,
No sueño de una vida ni maldad triunfante.

Como nube feliz que pasa sin la lluvia,
Como un ave olvidada de la rama nativa,
A un tiempo poseíste muerte y vida,
Sin haber muerto, sin haber vivido.

Entre el humo tan triste, entre las flacas calles
De una tierra medida por los odios antiguos,
No has descubierto así, vueltos contra tu dicha,
El poder con sus manos de fango,
Un dios abyecto disponiendo destinos,
La mentira y su cola redonda erguida sobre el mundo,
El inerme amor llorando entre las tumbas.

Tu leve ausencia, eco sin nota, tiempo sin historia,
Pasando igual que un ala,
Deja una verdad transparente,
Verdad que supo y no sintió,
Verdad que vio y no quiso.

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