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Rafael Cadenas 1930 - Fragmentos. 11 - 20

 



11

No teníamos nada y éramos magníficos.

12

Quita tu cuerpo del espejo

                                         y

                                              oblígalo a ser nube.


13

Tus ojos donde restallan las iras del trópico,

tus ojos habituados a la oscuridad de los follajes,

tus ojos que sólo saben zarpar hacia el exceso

                                                                      no resisten

la felicidad.

14

Penetro

en el sol manchado de tu mirada —la rosa perdida.

15

Isla,

negro pájaro,

llama incesante,

viaje a donde todo gira,


mi paraíso, mi rama, mi desborde

lo he perdido

¿quién se llevó la esmeralda?


Humedad de luces prófugas.

Lo he perdido

y caigo de repente

en el vértigo de las manos desesperadas.


Onda,

diamante de los ojos,

herida que se adelanta al tiempo,


espuma sagrada en mis labios para siempre.

16

Me has dado el paso con que voy

al encantamiento.

17

Voluptuosos márgenes persiguen una sombra febril.

18

Vengo a espacios llagados, y en mi boca se entristece el paraíso.

19

Hoy hago memoria de tu reino.

Voy contigo a ruidosos mercados donde mujeres de piel

    cobriza venden hojas, a los muelles atestados de frutas,

    a la Grand Savannah donde los amantes encuentran la

    oscuridad para verse.


Paseo a tu lado por la ciudad, la recorremos como una feria,

    estamos otra vez alegres.

20

En esta ciudad nadie escucha el viento,

ni los follajes que se inclinan a la tierra como trofeos

ni la carne de brillos imperiosos

ni los pozos trémulos. Este es tu destierro, memoria.




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