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Blas de Otero 1916-1979 Entonces y además






Cuando el llanto, partido en dos mitades,

cuelga, sombríamente, de las manos,

y el viento, vengador, viene y va, estira

el corazón, ensancha el desamparo.


Cuando el llanto, tendido como un llanto

silencioso, se arrastra por las calles

solitarias, se enreda entre los pies,

y luego suavemente se deshace.


Cuando morir es ir donde no hay nadie,

nadie, nadie; caer, no llegar nunca,

nunca, nunca; morirse y no poder

hablar, gritar, hacer la gran pregunta.


Cuando besar una mujer desnuda

sabe a ceniza, a bajamar, a broza,

y el abrazo final es esa franja

sucia que deja, en bajamar, la ola.


Entonces, y también cuando se toca

las dos manos el vacío, el hueco,

y no hay donde apoyarse, no hay columnas

que no sean de sombra y de silencio.


Entonces, y además cuando da miedo

ser hombre, y estar solo es estar solo,

nada más que estar solo, sorprenderse

de ser hombre, ajenarse: ahogarse sólo.



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