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Ángeles Mora 1952. VERANOS






Siempre busqué el valor en los brazos del miedo.

En la siesta infinita de la niñez sonaban,

al fondo de la casa ,en el bochorno de la tarde,

voces entrecortadas, ecos de los mayores,

restos de conversaciones

dormidas

sobre las mecedoras.


Mientras tanto

en la otra orilla de la siesta,

los críos escapábamos

al fuego de las calles.

Entre gritos compartíamos

un carro de madera deslumbrante

- mi caballo de adioses -

que bajaba la cuesta solitaria

chirriando sus ruedas metálicas,

abriéndose en la tarde pegajosa,

audaz, acelerado

Yo me agarraba fuerte al manillar o las bridas

con el corazón en la boca.


Pero nunca frené.Sabía que al final,

en el llano, las ruedas locas calmarían su afán

y se detendrían justo allí,

donde las casas abren sus portales de sombra.


Para que al fin me alzara sobre mis piernas flacas,

temblorosas,

En medio de la calle.

En los brazos del medio.






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