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LAS OLAS, LAS HORAS...1 parte Plazuela de las Obediencias Alfonsa de la Torre






LAS OLAS, LAS HORAS...

«Omnes vulnerant ultima necat.»




Las horas...

Las olas...

las que en el mar

lentamente

se mecen

con placidez

de corriente;

las ondas

que entre los peces

van y vienen

suavemente.



Las horas...

transparentes

como toronjas

de naranjas

orondas.

Alondras

que pían

entre las frondas

de los meses,

casi redondas

como hojas

que el árbol

de vida tejen,

con corolas

que van rozándonos

verdes,

al aire de gracia

tenues.



Las otras:

las que nos pierden,

hojas de metal

las cobras

que más muerden,

colas de escorpión

las ondas

que a distancia

cual pedradas

hieren.



Las olas...

las del mar,

con largas colas

de algas

y de sal;

caracolas

o barcarolas

con sus vaivenes

y sus columpios

de desdenes;

con sus idas

y venidas,

sus bajadas

y subidas,

blancos bueyes

de acometida

con cornadas

de recaída.


Las horas...

las que nos doran:

las opulentas Pomonas,

las que se desgranan

en las eras

como semillas

de hermosas sementeras;

las hormiguitas

de las grandes

Eras

de la Historia,

las del cuerno

de Amaltea,

las polícromas

y prolíferas

diosas Floras.


Las Horas

que nos sostienen

amorosas

como a Afrodita

cuando sale

de las olas,

al emerger

de los sueños

alentando

cada empeño.


Las horas

que más nos quieren

al empaparnos

de mieles,

al festejarnos

de esquilas,

al coronarnos

las sienes

de siemprevivas

y de lises

y aureolas...

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