En la encastillada cumbre
del viejo castro altivo
que vió en horas dulces
a mi amor florido,
hay una larga piedra
con misteriosos dibujos,
donde se dice que en tiempos
los druidas adivinos,
cuando la luna llena
se espejaba en el río,
ofrecían a los dioses
sangrientos sacrificios.
Una noche que la luna
besaba el castro altivo,
al pie del ara druídica
le rece mi cariño.
Fría como una diosa
de los tiempos olvidados,
recogió,sin mirarlo,
mi corazón herido
y lo dejó en la piedra
sangrando hilo a hilo !
No encastelado cume
do vello castro altivo
que veu en horas doces
o meu amor frorido,
hai unha longa pedra
con misteriosos riscos,
onde é sona que en tempos
os druidas adivinos,
cuando a lúa na chea
se espellaba no río,
ofrecían ós dioses
sangrentos sacrificios.
Unha noite que a lúa
bicaba o castro altivo,
ó pé da ara druídica
receille meu cariño.
Fría como unha diosa
dos tempos esquecidos,
recolleu,sin míralo,
meu corazón ferido
e deixouno na pedra
sangrando fío a fío !
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