El cabo entra en las aguas como el perfil de un muerto o de un durmiente con la cabellera anegada en el mar. El color no es color, es tan sólo la luz. Y la luz sucedía a la luz en las láminas de tenue transparencia. El cabo baja hacia las aguas, dibujado perfil por la mano de un dios que aquí encontrara acabamiento, la perfección del sacrificio, delgadez de la línea que engendra un horizonte o el deseo sin fin de lo lejano. El dios y el mar. Y más allá, los dioses y los mares. Siempre. Como las aguas besan las arenas y tan sólo se alejan para volver, regreso a tu cultura, a tus labios mojados por el tiempo, a la luz de tu piel que el viento bajo de la tarde enciende. Territorio, tu cuerpo. El descenso afilado de las piedras hacia el mar, del cabo hacia las aguas. Y el vicio de todo lo creado envolvente, materno, como inmensa morada.
3 comentarios:
No me canso de leer y releer esta maravilla de texto .Y cada vez lo disfruto mas,cada vez descubro un nuevo tesoro.
Ya se que disfutar de la poesía ,con todas las miserias que asolan al mundo, es onanismo espiritual pero..... no lo puedo evitar.
Disfrutenlo... palabra a palabra.... lentamente sumerjanse el aguas cristalinas de Cabo de Gata.
No estoy de acuerdo con el comentario anterior, pido disculpas pero me parece mal redactado
Agradeceria conocer donde esta el error de redacción. Gracias
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