Y Dios me
repetía
que ese nombre era el mío
que me llamaba Alondra,
pero yo bien sabía que me llamaba Alfonsa...”.
A LA VIRGEN DEL HENAR
María, tras la ventana,
un pájaro te decía:
¡Maríiia!
Tu rueca se atolondraba
y el huso se te caía.
¡Qué alegría!
La azucena germinaba
y su brote repetía:
¡Madre mía!
27
No hay comentarios:
Publicar un comentario