Pater Familias
Siempre fuiste de brumas.
Una farola distante
en una calle lejana.
Tus juegos nulos, tus licores callados
y la luz se escapa del hogar.
Eso era un hombre.
Y yo un extraño ante tu presencia,
un vástago que crece de un tronco
talado por el tiempo
y me fui haciendo de espuma
diluida en tu roca.
Nadie sabe por qué.
En tu casa de muñecas
había discordia, orden
y miseria. Me perdía
por los laberintos de mi tedio
para hacerme fuerte como Sísifo.
Y siempre caía en el mismo lado:
desayunar en soledad y volver
a mí buscando el consuelo
en mis hermanos.
Eso era un niño.
Ayer el sol estaba roto,
las aves no volaban
y a las ruedas de mi bicicleta
siempre les faltaba el aire.
Ayer no había abrazos
ni besos de despedida
en la estación,
solo una vaga silueta
que al abrigo de la niebla
llamaba padre.
Ahora sé que eso no era un hombre.
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