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Susana Benet 1950 -. Lo olvidado





Lo olvidado



Como amo los lugares olvidados.

La calleja que ya nadie transita,

el í­ntimo cobijo de las cuevas,

el fondo rumoroso del barranco

donde el agua se estanca y los insectos

tejen islas brumosas en el aire.

Tenderme en el pretil de antiguos puentes,

revestidos de zarzas y hojarasca

y escuchar cómo zumban las abejas

en la calma fragante del romero.

Acercarme al misterio de las casas

donde no habitan más que los rosales.

deshojándose lentos en la tierra.

Internarme ligera en la espesura

de secretos parajes, donde el paso

ávido de los hombres no perturba

la paz de los guijarros, ni el festivo

desfile del espliego por las sendas.

Y atravesando el filo de la tarde,

emprender el camino de regreso

sintiendo que, de pronto, me acompaña

la vacua plenitud de lo olvidado.

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