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Ángeles Mora 1952. ADIÓS MUCHACHOS ( Aprendiendo a aprender )






Podíamos pasar la tarde

juntos como si fuésemos otros,

mezclando historias infinitas,

con infinitas riñas,

gritos y arreglos

pacificadores.


Jugábamos a solas,

lejos de las miradas de los mayores,

como si no existieran

en nuestro espacio aparte.

Como si tras la puerta falsa

nos olvidase el mundo.


Pero éramos nosotros

los que nos olvidábamos ese mundo

grande a nuestros ojos,

ajenos,

aunque empapándonos por dentro.


A solas pués

- creíamos ilusos -

con campo propio de batalla,

señores de la historia

cada hora arrebatada al tiempo de los mayores,

al ritmo impuesto de las cosas,

con orgullo inconsciente.


Y sin embargo

nuestro precioso reino escondido

no era al fin y al cabo,

más que el patio trasero de la casa

y nosotros heroicos fantasmas,

reflejos infinitos,

tan felices como infelices

con el fuego de la ingenuidad.


Y así pasábamos las tardes,

aprendiendo a aprender

en un mundo de fábula,

aprendiendo a ser nadie.




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