imprimir página

Louise Glück 1943 -. WINTER JOURNEY /. VIAJE DE INVIERNO






WINTER JOURNEY


Well, it was just as I thought,
the path
all but obliterated—


We had moved then
from the first to the second stage,
from the dream to the proposition.
And look—


here is the line between,
resembling
this line from which our words emerge:
moonlight breaks through.


Shadows on the snow
cast by pine trees.


*


Say good-bye to standing up,
my sister said. We were sitting on our favorite bench
outside the common room, having
a glass of gin without ice.
Looked a lot like water, so the nurses
smiled at you as they passed,
pleased with how hydrated you were becoming.


Inside the common room, the advanced cases
were watching television under a sign that said
Welcome to Happy Hour.
If you can’t read, my sister said,
can you be happy?


We were having a fine old time getting old,
everything hunky-dory as the nurses said,


though you could tell
snow was beginning to fall,
not fall exactly, more like weave side to side
sliding around in the sky—


*


Now we are home, my mother said;
before, we were at Aunt Posy’s.
And between, in the car, the Pontiac,
driving from Hewlett to Woodmere.
You children, my mother said, must sleep
as much as possible. Lights
were shining in the trees:
those are the stars, my mother said.
Then I was in my bed. How could the stars be there
when there were no trees?
On the ceiling, silly, that’s where they were.


I must say
I was very tired walking along the road,
very tired—I put my hat on a snowbank.


Even then I was not light enough,
my body a burden to me.


Along the path, there were
things that had died along the way—


lumps of snow,
that’s what they were—


The wind blew. Nights I could see
shadows of the pines, the moon
was that bright.


Every hour or so my friend turned to wave at me
or I believed she did, though


the dark obscured her.
Still her presence sustained me:
some of you will know what I mean.






VIAJE DE INVIERNO


Bueno, fue tal como había pensado
el camino
estaba casi borrado—


Nos habíamos movido
de la primera a la segunda etapa,
del sueño a la proposición.
Y mira-


aquí está la línea entre ellos,
semejante a esta línea
de la que emergen nuestras palabras:
la luz de la luna se abre paso.


Sombras en la nieve
proyectadas por los pinos.


Dile adiós a estar de pie,
dijo mi hermana. Estábamos sentadas
en nuestro banco favorito
fuera del salón común , teniendo
un vaso de ginebra sin hielo.
Se parecía mucho al agua,
así que las enfermeras
te sonreían al pasar,
complacidas con lo hidratadas
que íbamos a estar.


Dentro del salón comunal,
los casos avanzados
estaban viendo la televisión
bajo un cartel que decía
Bienvenido a la hora feliz.
¿Si no sabes leer, dijo mi hermana,
puedes ser feliz?


Nos lo estábamos pasando bien envejeciendo,
todo sobre ruedas como decían las enfermeras,


Aunque podrías decir
que la nieve comenzaba a caer,
no caer exactamente,
más bien entretejiéndose de lado a lado
deslizándose por todo el cielo—


Ahora estamos en casa, dijo mi madre;
antes, estábamos en casa de la tía Posy.
Y entretanto, en el coche, el Pontiac,
conduciendo de Hewlett a Woodmere.
Niños, dijo mi madre, dormir
todo lo que podáis. Luces
brillaban entre los árboles:
esas son las estrellas,
dijo mi madre.
Después yo estaba en mi cama.
¿Cómo podían las estrellas estar allí,
cuando no había arboles?
En el techo, tonta, es ahí donde están.


Debo decir
que estaba muy cansada ,
caminando por el camino,
muy cansada,puse mi sombrero
en un montón de nieve.


Incluso entonces no era
lo suficientemente ligera,
mi cuerpo una carga para mí.


A lo largo del camino había cosas
que habían muerto en el camino—


Montones de nieve,
eso es lo que eran—


El viento soplaba. En las noches podía ver
las sombras de los pinos, la luna
era la que brillaba.


Cada hora más o menos
mi amiga se volvía para saludarme
o yo creía que lo hacía, aunque
las sombras la oscurecían.
Todavía su presencia me sostenía:
algunos de ustedes sabrán lo que quiero decir.

No hay comentarios: