La casa
Vamos a recorrer los cuartos en que anduvimos
juntas
las casas,
las sombras,
la noche, el mosquitero,
los zumbidos.
También la madrugada
y los patios.
Había dos patios,
uno grande donde las gallinas,
las chivas y el perro caminaban,
había el cementerito verde
donde entre dos o tres matas de clavel
nacían ajos.
Había una ventana y mirábamos
y de ella al patio un tramo.
Imaginemos un autobús solitario
que nos pasea entre los cuartos.
La sala, entramos.
Se esconden las caras al vernos llegar.
El sillón dando vueltas, nos sentamos.
Lo imaginamos de carrusel y polvo.
Abrimos la ventana y la otra ventana
y cerramos las ventanas.
Los muebles son negros.
La mesa tiene mantelitos bordados.
Observamos los muñecos,
la bailarina, el elefante,
la jirafa y los tres reyes mosqueteros.
La peluquería improvisada,
los cepillos, la acetona, los algodones,
el pelo cortado en el piso es la alfombra,
los espejos, tú y yo.
Los bombillos arriba y te digo:
no enciendas la luz, las cucarachas bailan.
Los patines tirados, dos de un mismo pie.
La saleta guarda los fantasmas
que se esconden detrás del sofá,
el radio callado dice que es de noche.
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