EL MENESTEROSO
Uno de mi escribe, el otro sueña.
El más constante padece enfermedades
Incurables. Delira el melancólico.
El más triste de todos toma café
En las plazas vacía en la mañana efímera.
El otro, viaja por lo más oscuro.
Va de un lado a otro sin comprender
Nada. Se asoma a las ventanas sin luz
Oscurecidas por el polvo. Quedan en pie
Pocas paredes. No ha sido la guerra.
Es esta desolación, el desamparo
Que da vida a la ausencia.
En mitad de lo inmenso algo respira.
Algunas voces acuden al encuentro
Te preguntan, de dónde vienes, cuál es tu gracia
Y a que se debe la visita. Quedas mudo.
Hay otro de mí que siempre calla.
Víve en la pureza del silencio, dócil
Iluminando el contorno de la palabra
No dicha. Los otros lo llaman el menesteroso
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