CORO DE ROMÁNTICOS
A partir de la zarzuela Doña Francisquita
Allí donde una súplica de amor
es un poema gorjeado
y las estrellas tiemblan
tras las capas galantes,
son los perfumados pañuelos
la celosía de un confesionario
y las palabras del cortejo inician
un diminuendo dulce.
Acarician las losas de la plaza
con un frufrú de faldas
y atardece dentro de cada pecho
un cielo sonrosado.
Las palomas se arrullan
e imitan su tierno cantar.
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