Cállate, por Dios, que tú
no vas a saber decírmelo;
deja que abran todos mis
sueños y todos mis lirios.
Mi corazón oye bien
la letra de tu cariño…
el agua lo va contando
entre las flores del río;
lo va soñando la niebla,
lo están llorando los pinos
y la luna rosa y el
corazón de tu molino…
No apagues, por Dios, la luz
que arde dentro de mí mismo…
Cállate, por Dios, que tú
no vas a saber decírmelo…
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