Amado :
dame aromas
para aromar un sueño
que ya tengo un arrullo
de tórtola en el pecho
y un
despertar de rosas
en los labios abiertos.
Amado: dame aromas
para aromar un sueño.
Luciérnagas y estrellas
para
enjoyar mi pelo
que no
puedo trenzarlo
y lo tengo deshecho
porque un temblor de almíbar
me recorre los dedos.
Dame joyas, amado,
para
adornar mi pelo.
Y luego,
por la tarde,
al volver del espliego
vendimiemos
cerezas
en la paz de mi huerto
que caigan en mi falda
enredadas en besos.
¡ Por la tarde, amor mío
al volver
del espliego!
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