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Ángeles Mora 1952. A DESTIEMPO





Nací una noche vieja

del frío de diciembre.

Nervios, carreras en la casa,

vapor de agua caliente,

prisas, lágrimas, gritos,

susurros y pañales.

Las luces de aquel cuarto

se fueron apagando con mi llanto

mientras crecía

el bullir de la gente por las calles.

Calma adentro y afuera algarabía,

recordaba mi madre como un sueño.
 

En aquel desajuste

─todo un presagio─

he vivido por siempre.

Fuera del mundo yo,

aquella habitación, aquellos brazos,

aquella cuna.


Llegué muy tarde al año que se iba

y el que venía me encontró dormida.

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