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Verónica Aranda 1982. Nombrar





Nombrar

He aprendido a sólo nombrar el amor desde ciudades extrañas.

JULIETA VALERO




He aprendido a nombrarte bajo los apagones,

cuando sabemos que la noche es llaga,

patio interior, furtivos alhelíes.

No se explican los claustros

sin la fragilidad de los ayunos

y versículos nómadas. La lluvia,

cayendo torrencial sobre los bulevares,

no impide que nombremos el amor

en ciudades extrañas

donde asumimos dos identidades:

laurel, nocturnidad que nos arraigan

en la raíz del miedo primigenio.

(De Café Hafa, El sastre de Apollinaire, 2015)

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