The other country, is it anticipated or half-remembered?
Its language is muffled by the rain which falls all afternoon
one Autumn in England, and in your mind
you put aside your work and head for the airport
with a credit card and warm coat you will leave
on the plane. The past fades like newsprint in the sun.
You know people there. Their faces are photographs
on the wrong side of your eyes. A beautiful boy
in the bar on the harbour serves you a drink – what? –
asks you if men could possibly land on the moon.
A moon like an orange drawn by a child. No.
Never. You watch it peel itself into the sea.
Sleep. The rasp of carpentry wakes you. On the wall
a painting lost for thirty years renders the room yours.
Of course. You go to your job, right at the old hotel, left,
then left again. You love this job. Apt sounds
mark the passing of the house. Seagulls. Bells. A flute
practising scales. You swap a coin for a fish on the way home.
Then suddenly you are lost but not lost, dawdling
on the blue bridge, watching six swans vanish
under your feet. The certainty of place turns on the lights
all over town, turns up the scent on the air. For a moment
you are there, in the other country, knowing its name.
And then a desk. A newspaper. A window. English rain.
El otro país, es anticipado o medio
recordado?
Su lenguaje esta apagado por la
lluvia que cae toda la tarde
un otoño cualquiera en
Inglaterra, y en tu mente
pones a un lado tu trabajo y te
diriges al aeropuerto
con una tarjeta de crédito y un cálido abrigo saldrás
en el avión. El pasado se
difumina como la tinta de un periódico al sol.
Conoces gente allí . Sus
caras son fotografías
en el lado equivocado de tus
ojos. Un hermoso muchacho
en el bar en el embarque te sirve una bebida-qué?
te pregunta si los hombres podrían
aterrizar en la luna.
Una luna como una naranja
dibujada por un niño .No.
Nunca. La miras pelándose ella
misma en el mar.
Duermes. El chirriar de la carpintería
te despierta. En la pared
una pintura perdida hace treinta
años hace la habitación tuya.
Por supuesto,vas a tu trabajo, a la derecha en el
viejo hotel,izquierda,
entonces izquierda de nuevo. Te
gusta este trabajo.Apropiados sonidos
señalan el pasar por delante de
la casa. Gaviotas. Campanas. Una flauta
practicando escalas. Cambias una
moneda por una fritura de pescado camino a casa.
Entonces, de repente,estás
perdido pero no
perdido, te demoras
en el puente azul,mirando seis
cisnes que se desvanecen
bajo sus pies. La certidumbre del
lugar enciende las luces
por toda la ciudad, aparece el
aroma en el aire.Por un momento
estás allí, en el otro país ,conociendo
su nombre.
Y entonces un mostrador. Un
periódico.Una ventana. Lluvia inglesa
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