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Volver ( I parte - fragmento ) Magali Alabau






Esta idea de irme

se la debo a George Gershwin,

a Billie Holiday,

a Janis Joplin.

Esta idea de quemar las naves

se la debo a John Updike,

a William Faulkner,

a Fitzgerald

y a Dos Passos.

Cuando me faltaban las raciones

y eran de baking soda las frituras

y llena de miseria

llevaba compradores de muebles

a llevarse los vestuarios

y las joyas a escondidas,

me elevaba

esa música de un país

lleno de nostalgia.

Cuando esperaba

esa noticia milagrosa

telegráfica y telegrafiada

que daba el sello a mi destierro,

era Gershwin con sus

acordes victoriosos

quien me animaba

a pensar

en el futuro.

Sentada en el sofá,

en uno de esos muebles

que nunca fue intercambio

de unas libras de arroz

o de unos huevos

esperaba que Billie

entrara

en la sala sin luz.

En cualquier momento

cantando alucinada,

me despertaría

avisándome del fuego

que uno de sus cigarrillos

dejara en el colchón.

Y aquel fuego

provocado

por eso de no saber

dónde, vida, me mandabas,

a qué cuarto,

a qué antro,

aquel fuego

reforzaba la idea

de esa grandeza innata

del lamento.



Summertime en mi maleta

escasa,

con ese monedero

tan vacío

en ese registrar en vano

de qué es lo que permiten

que una lleve.

Me quitaron

lo irremplazable.

Todo lo que yo quería

lo dejé en esos

días de verano,

días calurosos de plazas

y bosques en La Habana,

esa gloria del mar

y el malecón entero.

Dejé todo en esas casas,

dejé rostros que no extraño

pero que quise o aún quiero.

Dejé esas noches

de paseos sin rumbos

tocando las ceibas

del camino,

dejé la risa en esas

piscinas del Hotel

Havana Hilton

queJanis

me hacía recorrer

de arriba abajo

sin pensar siquiera

que el hambre me asediaba.

La espera,

aún el tocadiscos toca

y aún la presidenta del comité

pregunta:

¿Anoche no hubo un fuego

en el departamento?

Y le miento a todas anchas

porque en esa fecha

y en esas omisiones

estaban todas las mentiras

perdidas de mi vida.

Era un ensayo — le decía

de una obra teatral,

no, no era fuego real

de esos prendidos

por el ocio

o por la angustia.




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