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Jose Ángel Valente 1929 - 2000. La llamada




La llamada



Temprano, en la mañana, la llamada.

Tal vez es el teléfono que avisa

y me levanto a ciegas,

tentando el despertar sin ver su rostro.

Tropiezo en los residuos de la víspera,

cuanto hay de ayer en hoy me sale al paso,

y con torpeza y sumisión recojo

la llamada en el alba, tan temprana.

«Quién es, quién, quién.»

Silencio.

Alguien dice mi nombre y calla luego.

El despertar se rompe en nueva sombra.

«Quién, quién –repito–, quién tan pronto.»

En mil pedazos salta la mañana.

Desde el umbral me llega, tibia y sola,

la voz de la mujer envuelta en sueño,

caída aún en la última caricia

(«quién era, quién, quién era...»).

Se deshacen

lentamente la luz y las palabras,

la voz de la mujer resbala lejos,

muy lejos, más allá

que la otra voz –allá– de la llamada.

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