Soliloquio del Creador.
Dijo Dios: Hagamos al hombre
(Gen., 1, 26)
La criatura
salida de mis manos
alzó los ojos ciego, dijo: -Tú.
Sabía que era
distinta de mí mismo.
Creía en mí
(Oh, nunca tanto amor
debió abrasar tan quebradiza hechura.)
Alzó los ojos ciegos: -Tú me has hecho.
Ahora te pregunto. ¡Dime, dime!
(Envuelta en mí latía,
no con vida distinta…)
– ¡Dime, dime!
(… pero jamás podría
comprender mi palabra)
Poemas a Lázaro 1955-1960
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