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José Hierro 1922 - 2002 CUPLÉ PARA MIGUEL DE MOLINA







CUPLÉ PARA MIGUEL DE MOLINA


Llorando, siempre llorando

M. de Molina




El viento caracolea

entre los prismas metálicos.

Es el mismo que arpegiaba

en las ramas de los álamos

(¡aquellos!). Y yo lo escucho

(nunca dejé de escucharlo),

llorando, siempre llorando.



Se funden aguas atlánticas

con las del Mediterráneo.

La corriente del East River

se ha guadalquivirizado.

Aromas de las biznagas,

pirotecnia de naranjos,

gumías del eucalipto

y parpadeos del álamo

rasgan este cielo que

posa garzas en mi mano:

luego emigran, río arriba,

me dejan desamparado,

llorando, siempre llorando.



Estoy viviendo, o muriendo,

sueños mil veces soñados.

Llueve polen de ceniza

sobre mis hombros ancianos.

¿Qué fue de tanto galán?

¿De qué modo liberarlos

del laberinto de sombras,

de los fúnebres espacios?

Su paso ha dejado surcos

en la arena de mis párpados;

pero ya no puedo verlos:

yerran por dorados ámbitos,

y aquí me dejan, sin alma,

llorando,

a la orilla del East River,

llorando, siempre llorando,

siempre llorando.



José Hierro, Cuaderno de Nueva York

(Ediciones Hiperión, 1998)

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