Brillan tus ojos negro azabache
Hermoso ojos de deidad pagana
Tras los tenues tules de tu ventana
Iluminando la oscura noche
Solo pido mi Señora escuches
Mis súplicas de amor, dulce tirana
Radiante lucero de la mañana
Y no merezcan tu duro reproche
Si mis besos descansar pudieran
En tus dulces labios Señora mía
Aunque tan solo un instante fuera
En toda la tierra no hallarías
Hombre que más dichoso estuviera
Con tanto gozo y tanta alegría
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