Recorren
mis ojos
mis manos
mis labios
enamorados
tu cuerpo
luminoso.
Acarician
suaves
la seda
de tu cabello
recogido
sobre tu nuca
frágil
delicada.
Recorren
leves
el esplendor
de tu espalda,
descansan
asombrados
en tu divina
cadera
de diosa.
Admirando
esas dos prietas
redondas
albas lunas
descansando
en el oscuro
satén.
Que resalta
su astral
perfección
la magia
de su luz
de su blancura.
Y esos
tus ojos
oscuro
negro azabache
misterio
hechizo
irresistible.
Ocultos
borrosos
en el espejo
no distraen
al embelesado
espectador
de la belleza,
de la desnudez
radiante
de tu cuerpo.
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