Finales de Noviembre, cielo gris
Viento del sudoeste. La tristeza
Parece casi casi obligatoria.
En mis ojos lembranzas y saudades,
Lágrimas otoñales aparecen.
Me miro en el espejo y con asombro
Descubro la total ausencia, asomo
En mis castaños ojos de tristeza,
Ni de romántica melancolía.
Y por absurdo que resulte siento
En mi conciencia el peso de la culpa,
Y del remordimiento, por la falta
Imperdonable, de no respetar
Los sacrosantos ritos del otoño,
Sus tópicos ,sus pompas y sus obras.
Ofreceré a los Dioses ancestrales
Doce pichones y cuatro corderos
Como propiciatorio sacrificio.
Y peregrino a Delfos, a los pies
De la divina Safo imploraré
Perdón , dispensa , bula y no tener
Que someter mis rimas y mis versos
A la ardua tiranía de los tópicos
Propios de esta poética estación
Tan lacrimógena y sentimental.
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